jueves, 9 de agosto de 2007

EL CULO DE LA GALLINA



Años 1950; Las cartillas de racionamientos acababan de dar los últimos coletazos, mi madre solía dármelas para entretenerme haciendo dibujitos i garabatos, eso al mismo tiempo era síntomas de más prosperidad. Pero no quería decir que la mayoría de las familias nadaran en la abundancia eran años llenos de sudores y lagrimas sembrado de muchas incertidumbres, nuestros padres pensaban hoy hemos comido mañana dios dirá. Y si no estaba dios estaba el TIO CATALINO para darte el pan fiado y cuántas veces te decía tu madre ve a buscar pan le pagas el de ayer y le dejas fiado el de hoy, que gracia tenían nuestras madres que manera de estar al día de nuestras deudas, lo malo era cuando se acumulaban las deudas. Ustedes se preguntaran que tiene que ver esto con esto EL CULO DE LA GALLINA. Tratare de explicarlo; tener un corral en el pueblo era cosa fácil, pero poder tener gallinas en el corral era toda una gozada y sobre todo si eran buenas ponedoras, cuantas veces me mandó mi madre a meterle el dedo en el culo para ver si tenían huevo para poner. Sí a sin era ¡¡ aleluya!! A por otra y otra y si podía completar huevos para toda la familia ¡¡la repanocha!! huevos con papas.¡¡ Y sí el huevo tenía dos yemas ¡! Eso ya era el colmo. Esa gallina era la estrella del corral, pobre gallina todo el mundo pendiente de ella o mejor dicho de su CULO. La clave era poder comprar medio ocho de aceite en casa de “Tía Vivina “porque eso si nuestro aceite era oro puro que le sentaban a los huevos de maravilla y después a mojar pan bien asentado.
Fontenla.

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