sábado, 15 de marzo de 2008

EL ÉXODO RURAL

Cuando el éxodo rural tomaba auge en los primeros años de la década de los 60, el coche de viajeros en un goteo migratorio continuo, se llevaba del pueblo una parte muy importante de su juventud, se fueron buscando nuevos horizontes, que en su pueblo no encontraban, la tierra donde nacimos no tenia los recursos necesarios para poder dar lo que tuvimos que buscar en otro lugar desconocido, una vez en la tierra de acogida, tiraban del carro con su familia para llevárselos donde ya estaban, fueron la avanzadilla, la que allanaba el camino para los que se fueran después no encontraran los obstáculos, así se fueron después familias enteras. La víspera de la partida hacia lo desconocido era de despedidas, de amigos u familiares y la noche en vela, era difícil de conciliar el sueño, la hora de partir se acercaba y el reloj no paraba su tic tac. El trasiego empezaba muy temprano, él, o los que se iban junto a sus familiares mas cercanos, calle adelante, camino de su lugar habitual donde tenia la parada el coche , la salida puntual casi al filo de la madrugada y cuando las claras del día abriéndose paso, empujaban la oscuridad de la noche hacia Portugal, este con su carga de ilusiones iba camino de su destino.Al salir del pueblo donde termina éste con su última casa, empezaban a jalonar por los lados de la carretera, los eucaliptos, ya desaparecidos, estos árboles representaban una estampa que ha quedado gravada en muchas mentes de los que la conocimos, eran éstos, un referente para los que entraban o salían del pueblo, los eucaliptos de la carretera, altivos, robustos y en una figurada posición, podríamos suponer que era de firmeza, o firmes, una postura de respeto para despedir a los que se marchaban. Por la tarde el coche de viajeros regresaba sin su carga de ilusiones y al día siguiente quizás pudiera repetirse la misma escena. El triunfo y la prosperidad que buscaban la pudieron saborear unos mas y otros menos, la suerte también es influyente.
José Delgado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bonito relato José. La Estelles. Estar en la parada de madrugada para no perderla,los eucaliptos donde tantas veces jugamos...¡Cuántos y cuantos recuerdos!
Un saludo
J.M. Santos

Anónimo dijo...

Un escrito muy ajustado a la realidad de aquellos años, un poco breve quizás.